martes, 4 de diciembre de 2012

Crónica del Barrio

Avenida Italia, Providencia
Aire italiano
El barrio Italia se caracteriza por sus locales y tradición en venta de muebles. En los últimos años se han instalado cada vez más locales  y restaurant. Pero no son sólo tiendas, la gente hace que el barrio sea acorde a su nombre. Antiguo, limpio y con música italiana en sus calles.
Fuera del metro Santa Isabel un hombre disfrazado de payaso toca una música extraña con sonidos tétricos, utiliza un serrucho y un palo. Coquetamente les cierra el ojo a las mujeres que pasan por su lado. En las calles no hay muchas personas, pero los que están, van apurados y caminando muy rápido. En la salida de metro se ven escolares pidiendo plata para aportar con el paro que se está realizando en su colegio.
El olor a pan recién hecho da cuenta de todas las pastelerías que se encuentran en las calles. Pequeños almacenes antiguos, donde se vende desde cerveza hasta muñecas.  Muchos ciclistas se pasean por las calles y también ancianos que les cuesta caminar. Algunos caminan con muletas.
Música cubana sale del club de salsa “Brava I”, las reparadoras de autos están unas tras otras. Algunas están en muy malas condiciones.
En calle Caupolicán solo se ven muebles, unos arriba de otros. Son pequeñas tiendas restauradoras donde tienen todo afuera y trabajan al aire libre. Muchos hombres arreglando sillas rotas, escritorios antiguos y sillones destrozados.  El olor a aserrín afirma el trabajo de estos hombres.
En la calle Avenida Italia suena una música antigua en italiano. Viene del restaurant “Santa Bohemia”, que está hecho de madera, con puertas largas y antiguas. Unas cuadras más al norte está “Puerto Perú”, de colores amarillos con azules. Y así siguen los restaurant y cafés que en total hacen quince en la avenida.
Las tiendas, que en general son de cosas atípicas, de diseño independiente y alternativas, están ubicadas en especies de cités. Hay pasillos largo donde en los lados están pequeñas puertas en las que se encuentran las tiendas. Una es sólo de pequeñas cosas hechas a madera, lámparas, cuadros y un sostenedor de vinos.
Puro Amor, una tienda que no pasa desapercibida por sus colores fucsias y morados. Al entrar hay puros sillones de colores fuertes, muebles blancos y lámparas cubiertas de rosas rosadas. La tienda es muy pequeña pero está llena de cosas, casi no se puede caminar.
Entre los cincuenta y tres locales que hay en la calle, se encuentran algunas de antigüedades, de plantas, de ropa. Hay una tienda llamada “Pituka” que sólo tiene gatos en su interior.
Las cuadras son todas iguales, calles con estacionamientos  a los lados, una pequeña vereda y las casas son todas iguales unidas entre sí. Son pequeñas de un piso y algunas de colores pasteles como celeste, rosadas y blancas. Pasa el camión de la basura a la una de la tarde.
En una ventana hay muchos pasteles con diferentes formas y distintos adornos. Dos pasos más al Sur en otra ventana está el autor de los dulces. Revuelve algo una y otra vez, mientras otro hombre hace círculos en una masa gigante que está encima de la mesa.
En uno de los estacionamientos hay un auto marca “Porsche” muy antiguo, azul. Al lado hay otro de la misma marca pero año 2012.
Se vuelve a escuchar música italiana antigua. Viene de una tienda donde hay puros pedazos de madera, está sucia y hay un hombre anciano en su interior sentado sin hacer nada. Un niño pequeño lo ayuda pintando una silla de blanco.
En medios de estas pequeñas casas todas parecidas entre sí hay un edifico alto, de color beige, moderno que sobresale entre los demás hogares.
Han pasado dos horas y el payaso sigue tocando la misma música y sonriéndole a las mujeres.

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